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Si quieres ver mi casa de verdad, tienes que quedarte conmigo todos los días y ver cómo sufro, cómo trabajo día y noche, cómo me enfrento a muchos problemas, muchos malentendidos y mucho de las malas energías de los discípulos, y de los que no entienden, de los que no entienden, de los que menos meditan. Eso es lo que realmente tienes que ver.